Administración: Demos la bienvenida a la autora Sxgar_V1rus, con el primer fic que comparte en nuestra web. Disfruten la lectura.

Fic TWC de Sxgar_V1rus
Capítulo 1
A la mañana siguiente nada era mejor, cuando bajé al primer piso todo estaba destrozado y tirado por doquier, este había sido el resultado de Tom.
Y vete a saber tú qué pasó para que el se pusiera así de furioso, otra vez. Te preguntaras, ¿porque nadie llama a la policía o hace algo para ayudarnos?
Yo te respondo, no es nada nuevo y es jodidamente recurrente.
En el barrio ya es bien sabido como es Tom y que sucede si te metes en su camino. Con solo decirte que la gente cambia de acera cuando ven a mi hermano por la calle, porque el miedo que genera es terrible. Y es exactamente lo mismo en la escuela; todos en los pasillos bajan la cabeza ante su presencia, era tal cual un amo y señor.
Y como todo amo y señor tiene súbditos que hacen todo lo que el diga y es que de las pocas veces que compartí un lugar de la casa sin agresividad de por medio siempre escuché como es que Tom se refiere sobre ellos.
«Son una manga de imbéciles que no sirven para nada…»
Y es algo completamente textual, ni una palabra más, ni una palabra menos. Claramente dentro de ese grupo de personas no entra Georg, el mejor amigo de Tom, constantemente me pregunto como es que ellos son mejores amigos.
Con decirte que Geo (Como le digo a Georg de cariño) es un amor, todo lo contrario, a mi hermano. Cuando Geo viene a la casa, muchas veces pasa tiempo de calidad conmigo, como si fuera él mi hermano.
Les digo lo que ocasionalmente hacemos: jugamos en la PSP, le hablo sobre mis gustos y aficiones… A veces deseo que Georg sea mi hermano creo sería fantástico que él fuese mi verdadero hermano, pero para mi mala suerte me tengo que conformar con lo que tengo.
Y lo que tengo es Tom, rayos.
Reviso por todo el primer piso en busca de Tom o mamá, no encuentro a nadie. Todo está silencioso.
Me pase a la cocina para poder preparar algo de desayuno y luego poder limpiar toda la porquería que hace Tom. Lo que por regla general me gusta desayunar es un poco de pan con leche caliente, así que eso es lo que busco en las alacenas de la cocina. Una vez todo afuera preparo todo y lo llevo a la sala.
Me siento en el sillón y en mi celular pongo alguna tontería para ver. Recientemente estuve viendo todo tipo de películas; siempre me han gustado cosas varías, me puedo adaptar bien muchas tendencias de actualidad, porque también me gustan.
Me gusta mucho la música y las películas. Normalmente le puedo dedicar mucho tiempo a mis aficiones porque siempre estoy solo, mi madre se desaparece durante días (o semanas) y de la nada regresa. Tom es un chico que le gusta estar fuera, por lo que solo se va todo el día, pero también sé que siempre llegara a casa, todos los días. Así que la única que se desaparece en mamá.
Como resultado de esta situación, yo me hago cargo del mantenimiento y limpieza de la casa, porque de todos modos mi hermano no hace nada en la casa. Puedo decir también se hacer de todo un poco, porque si no, no hay forma que sobreviva en esta familia totalmente disfuncional en la cual cada quién esta metido es sus cosas y casi nunca nos reunimos.
Como casi nunca estamos con mamá, en las ocasiones en las que se enoja Tom no sé que hacer. Es obvio que me muero de miedo y pánico, por lo que cuando pasa, le pongo seguro a la puerta de mi cuarto y me meto en el closet.
Por ejemplo, ayer no cerré la puerta del cuarto con seguro porque mi mamá estaba. Confié en que Tom no dudaría de mamá y lo dejaría, pero al parecer el único que confía en ella soy yo y tuve suerte de que no me encontrara.
Cuando termino de comer veo la hora, son las ocho de la mañana, una buena hora para comenzar a limpiar esta mierda. Cojo escoba y recogedor, trapeador y comienzo con la misión «Has de nuevo, que este sea un lugar habitable».
Algo que aprendí con el tiempo es que en esta casa no puede haber decoraciones y que sin ellas es más fácil que todo quedé ordenado. Así que me he acostumbrado a ver esta casa totalmente vacía solo con aquello es que indispensable para el día a día.
Una vez que termine aspiré fuerte por la nariz, me llené de satisfacción al sentir el olor de «Limpio», no sé si me entienden.
Me fijo en la hora nuevamente, son las nueve y tantos de la mañana, definitivamente ya no llego a la escuela. No es la primera vez que faltó además nadie se dará cuenta, a nadie le va a importar y es una escuela pública.
Siento que mi celular vibra nuevamente, es un mensaje de Gustav. El único amigo que tengo y lo conocí en la biblioteca, Gustav vive en un barrio bien lejos al del mío por lo que no sabe todo el contexto de mi hermano (ni que tengo uno) y así es mejor.
Normalmente nos reunimos en le biblioteca o en el parque cercano a este, en algunos días hago pijamada en su casa para poder escapar de Tom aunque sea unos segundos, él quiere conocer mi casa, pero todos sabemos que es una mala idea.
«Oyeeee, ¿Vamos a dar una vuelta por ahí?»
«Sí, ya falte de todos modos»
Tecleé rápidamente una respuesta, ya sabía que me regañaría.
«Coño. Ya sabes que no debes faltar»
«Ya…. No me des lata con eso. Tú tampoco puedes quejarte.»
«Bueno, va. Ahí te veo»
Tomo un baño rápido, me pongo ropa más o menos simple. Mi cabello es largo, llega justo por sobre los hombros, es de color negro y lacio. El día de hoy quiero estar ligera, solo me arreglo poco sin aplicar sombras, con un poco de máscara de pestañas y brillo labial.
Agarró el bolso que llevó a clase y camino a la biblioteca.
La distancia que hay entre la biblioteca y mi casa es relativamente grande, pero con pasos largos es más rápido llegar. Cuando llego veo a Gus sentado en la acera enfrente de la biblioteca.
—Heya Gus
—¡Billy! ¿Cómo has estado? — Me parece adorable como es, literalmente parece un osito cariñosito.
Corro en su dirección y lo abrazo fuertemente, el tiempo con él es lo mejor siento que el mundo deja de existir y el tiempo se detiene. Gus tiene mi edad, pero no vamos al mismo plantel, tampoco vivimos exactamente cerca. Por ello el tiempo con él es valioso a morir.
Pasamos el rato hablando como viejas chismosas, contándonos chismes de nuestros escuelas y opinando sobre aquellos que no conocemos en su totalidad. Sin darme cuenta han dado el medio día, significa que tengo que regresar quiera o no.
Me despido de mi buen amigo Gus y literalmente corro, las calles están más o menos vacías o sea que es más fácil y rápido llegar mi destino. Una vez dentro puedo sentir las miradas de todos sobre mí. Rayos, es la hora del almuerzo.
No me gusta este tipo de atención.
Puedo escuchar los murmullos a mi alrededor, puedo sentir con claridad las miradas sobre mi. Me pone ansioso y para poder soportarlo clavo mis uñas en las palmas de mis manos, para distraerme de las miradas de los demás. El dolor es buena distracción, a veces.
No hay forma de esconderme, pero sí de escapar, acelero mi paso lo más que puedo.
Camino hasta llegar al salón que me corresponde, abro la puerta silenciosamente y veo que nadie esta. Mejor para mí, puedo elegir mi asiento con más comodidad.
Es en la soledad del salón logro tranquilizarme y seguir con mi vida.
Como siempre me voy hasta el fondo, en una esquina de ser posible, coloco mi bolso en el suelo y me siento. Siempre cargo mis audífonos a todo lado, es como estar en modo espectador, nadie te ve, nadie te oye.
No eres nadie.
Puedo cerrar mis ojos y sentir cada vibración recorrer mi cuerpo, unirse con las fibras que componen mi ser y hacerse uno, de esta forma yo me puedo sentir completo y pleno. Nada malo pasa, nada malo pasó y nada malo pasará. Si estuviera en mi habitación estaría cantando o tarareando la melodía, para mi desgracia solo me queda cerrar los ojos y sentir el ritmo recorrer mis venas.
Escuchar música también es una buena forma de ignorar todo el ruido que a veces hace Tom en la casa, es como ir a un lugar lleno de amor y paz. Me podía sentir seguro siempre y cuando tuviera mis audífonos puestos y algo sonara en ellos.
Siento una mano en mi hombro y genuinamente tengo miedo. Dirijo mi mirada a quien sea que me haya tocado con el corazón al mil, sin embargo, quien me toca es Geo.
—Hola Geo, ¿Pasa algo? — Saludé fingiendo tranquilidad.
—No pasa nada Bill, pero no te vi en toda la mañana. — Me respondió con una ligera preocupación.
—Ah… eso… Sí… Verás que Tom llego muy, ya sabes, ayer y destrozo la casa y tuve que limpiar la porquería. — Le respondí un poco tímido.
A pesar de que él sabe mejor que nadie la situación aún me avergüenza contarle este tipo de cosas, quizás ¿Humillado?
—¿Y Simone, no está contigo? — Sí, estaba confundido, y a la vez ligeramente enojado.
—En la mañana ya no estaba supongo que se irá unos días, como siempre. — Y sé que está mal pero no puedo evitar decirlo como si verdaderamente no importara.
—Ya… — Me respondió mientras revolvía un poco mi cabello. — ¿Al menos has comido algo después del desayuno? — Negué con la cabeza.
Sacó una bolsa que contenía un par de sándwiches y me dio uno.
—Come, Billa. Sino te vas a enfermar.
Yo solo asentí con y acepté el sándwich en la mano y comencé a comer, mientras tanto Georg me hacía compañía silenciosa. Asegurándose de que lo terminara sí o sí.
—¿Vas a regresar solo? — De repente preguntó.
—Pues sí. No tengo con quién más ¿Por?
—Me gustaría acompañarte Billa, pero a la salida estaré con Tom. — Asentí con la cabeza. —Estaremos donde siempre. Es importante que evites pasar por ahí, toma el otro camino. ¿Vale?
—Entendido.
Dicho ello se levantó, se despidió y se fue del salón. Regrese a los audífonos y deje que una canción aleatoria se reprodujera hasta que la campana sonara y el ultimo bloque de clases se diera para por fin terminar el día de clases.
Eventualmente la campana sonó y todos entraron a la clase la cual aparentemente era de biología, una materia casi fácil.
Todos estaban en silencio prestando atención al profesor y también anotaban lo más importante en sus cuadernos, otros se dormían o jugaban en los celulares. Cada uno en su mundo y yo viendo lo que hacían. Ni presto atención a clase porque todo lo que explican los profesores se encuentran los libros y los mismos son dados por el estado.
Todo iba muy lento y aburrido, como si todos decidieran hacerlo de esa manera para acabar con mi paciencia y con mis energías. La voz del profesor era suave y a mis oídos era como un susurro que me llamaba al mundo de los sueños.
A menudo tengo problemas para dormir y todo se remonta a años atrás, al terror que significa cerrar los ojos. Al pasar el tiempo se hizo una costumbre, porque pesadillas ya no tengo, al igual con la manía de ponerle seguro a la puerta.
Sé que sabe que estoy adentro o se asegura, como siempre le pongo seguro, si gira la perilla y esta trabada estoy dentro y ya no necesita saber o hacer más. Además, siempre tarto de cumplir lo que me pide.
No lo sé… hago de todo para llevar las cosas en paz con él. Más que todo por precaución.
En mi mísero intento de mantenerme despierto trate de prestar atención a la clase, prometo que di todo de mi hasta mi último esfuerzo, pero no pude contra la tentación y fui débil…
En resumen, me quede dormido, y muy profundo.
Me desperté de forma abrupta, con un poco de saliva corriendo por mi mejilla y un salón completamente vacío. El sol de la tarde entraba por las ventanas dando justo en mi cuerpo, podía sentir mi cuerpo bien calentito. Pase mis manos por mi cabello en un intento de arreglarlo y usando la manga limpie un poco la saliva que estaba corriendo de mi boca, sin esperar más guardo todo en mi bolso y salgo.
A juzgar por la cantidad de personas en el pasillo puedo decir que hace un rato ya toco la campana, lo mejor será que regrese a casa…
Recuerdo que Geo me dijo algo y no sé si era importante o no. Alce los hombros y quitándole importancia salí del lugar, unas calles más allá veo un pequeño grupo de personas.
Me acerco poco a poco y logro reconocer a «la manga de imbéciles» que se consideran amigos de Tom, corro hacia un callejón cercano para poder esconderme de ellos. Casi siempre se reúnen en las calles en grupo a fumar o beber, de vez en cuando iban a la casa y se adueñaban de la sala.
De pronto sentí una voz atrás mía y no pude evitar soltar un chillido. Carajo eso debió ser la cosa que olvide por completo.
—Bill… — Me dijo Geo mientras tapaba mi boca con su mano y ponía su dedo sobre sus labios en signo de que mantuviera el silencio.
—¿Qué hay Geo? — Salude más calmado o bueno, lo más seguro cansado acababa de despertar.
—Bill, ¿No te acuerdas lo que te dije? — Oh dios, como le digo que me olvide de lo que me dijo.
—Ehh… — Mis manos se humedecieron por el sudor que soltaba. — Me olvide…
Soltó un pesado suspiro.
—Mira , ya no importa. Lo importante ahora es que Tom dice que hará una fiesta con la pandilla. — No era del todo malo, tampoco era una buena noticia. Vamos a decirle intermedio.
—Y…quieres que busque un… — Me cortó.
—Al contrario, debes de quedarte.
—Lo sé, lo sé. — Suspire lleno de cansancio.
—Ok Bill, regresa de una vez y encierrate. A tom no le gusta que estes fuera. — Una vez dicho se despidió y chocamos las manos a modo de despedida.
Me fui por un camino alterno para llegar lo antes posible, al llegar lo primero que hice fue hacer el almuerzo. Me prepare fideos con salsa, un plato rápido de hacer.
Después de dejar los fideos en la olla corrí a llevar lo necesario para toda una noche sin salir, snacks y bebida. Cuando estaba dejando todo arreglado, escuche como la puerta principal era abierta.
Oh no…
Con el mínimo valor reunido bajé despacio las escaleras y progresivamente sacaba mi cuerpo para poder ver quienes habían llegado, por un momento pensé que eran Tom y sus amigos. Sin embargo, al no escuchar nada supe que estaba solo. Eso no me daba más confianza, mi plan era cautelosamente servir mi comida y huir a mi habitación, evitando todo contacto con Tom. Así de fácil y sencillo.
¿Verdad?
Prácticamente caminaba de puntillas además no lo veía a simple vista. Saque un plato con cubiertos, lentamente me acercaba a la olla para no hacer notar mi presencia, pero cuando estuve a punto de terminar de servir escuche pesados pasos.
Trague saliva y seguí con lo mío, decidí no dar importancia al hecho de los pasos se habían detenido justo detrás de mí. Sentía un nudo en el estómago, traté de no mostrarlo. Termine de servirme y m di la vuelta y ahí estaba, mirándome desde arriba por la diferencia de alturas.
Su presencia era intimidante y su sombra parecía envolverme. La mirada profunda me consumía y me dejaba congelado. Nos quedamos así, mirándonos, hasta que decidí esquivarlo y salir de la cocina.
Pensé que todo había acabado ahí y continué mi camino de manera normal. No esperaba que, mientras estuvieras de espaldas, él sujetara mi pelo y tirara de él hacia su lado. Él tirón fue tan fuerte que me arranco un gemido involuntario. En medio de mi dolor, intenté no dejar caer el plato de comida con una mano, mientras con la otra apretaba fuertemente la mano de Tom.
Sentía la porcelana del plato temblar en mis dedos, luchando para no soltarlo. Para aliviar un poco el dolor, daba pasos para atrás, pero Tom solo aumentaba la fuerza con la que la jalaba. La sensación fue tan intensa que terminé por dejar caer el palto al suelo, que se rompió en el acto. Con ligeros gritos, le pedí que se detuviera.
Ya no soportaba el ardor en el cuero cabelludo. Entonces Tom acercó su rostro al mío y me hablo con voz, fuerte y en tono de amenaza. Pude sentir perfectamente su aliento caliente en mi cara.
—Hoy vendrán personas a la casa. — anunció. — ¿Te irás?
Negué con la cabeza y, de inmediato, me zarandeó.
—Te pregunte algo. Responde.
—No…No me iré a ningún lugar esta noche. — Jaló con todas sus fuerzas, como si aún pudiera ejercer más presión.
—Buen chico, Billy.
Tras eso me empujo al suelo. Alcé un poco la mirada y noté que entre sus dedos había mechones gruesos de mi cabello. El dolor en el cuero cabelludo era punzante, como si mi piel se hubiera rasgado.
Ah, mierda. ¿Qué hice para merecer esto?. Pensaba mientras lo veía salir de la cocina, dejándome en el suelo.
Usé mis manos como apoyo para levantarme del suelo. Más allá, vi el plato roto con la comida esparcida. Los pedazos de porcelana brillaban crueles bajo la luz. Suspiré y comencé a limpiar. Recogí la comida y le tiré, junto con los pedazos de loza, ni siquiera trapeé el suelo. Subí a mi cuarto, me lancé en la cama y cerré los ojos automáticamente.
No necesariamente para dormir, pero sí para ignorar lo sucedido. Sentí el peso del día sobre mí, aplastándome y quebrando todo en mi, mientras las lágrimas brotaban lentamente de mis ojos cerrados.
Continúa…
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Uyyyy esto está emocionante